lunes, 22 de octubre de 2012

La otra cara de la historia de la muerte de Candela Rodriguez.

Por Jorge Boimvaser.
 
 
En agosto de 2012 se cumplieron un año del secuestro y asesinato que conmovió a la Argentina. Esta es la historia real de la sanguinaria impunidad que rodea el caso.

Había que esperar la confesión –aún en el anonimato- de alguien que se sintiera espantado y cómplice en el silencio del secreto que muchos guardan, y que deseara vomitar su secreto. Y un ex poli de la Provincia le confesó a DiarioVeloz.com los detalles escalofriantes y la trama secreta del caso. Cuando muchos prefieren olvidar, ahí te recordamos paso a paso lo que sabes y lo que hasta hoy se ignoraba.

En la provincia de Buenos Aires se había establecido una especie de triángulo de las Bermudas de crimen organizado e impunidad. Las coordenadas: Morón-San Martín-Luis Gullón. Antiguas bandas de piratas del asfalto que ingresaron en un negocio más rentable y menos arriesgado, el del narcotráfico. Actuaban casi como capitalistas del negocio de las drogas. Financiaban la compra de cocaína y la vendían en combos de cerca de 50 kilos sin estar en contacto con ella. No la tocaban siquiera, solo la mandaban de un lugar a otro para la reventa a dealers menores. Personaje conocidos que estaba vinculados a esta trama: Miguel Ángel Villalba (alias "Mameluco), ex candidato a intendente de San Martín que conocía los timbres que tocar en la política y ciertos sector policial para que pagando peaje se pudiera mantener el aparato criminal impune. Fue detenido por personal de la Policía Federal, no por la bonaerense. Ahí fue cuando el entonces jefe policial Juan Carlos Paggi (le decían Papá Noel: es bueno, pero no existe), supo que las circunstancias lo desbordaban.

El presunto entregador de Villalba fue –así dicen en los círculos informados de la provincia de Buenos Aires-,  Alfredo Rodriguez, padre de Candela. Rodríguez tuvo un blooper cuando secuestraron a su hija y el hombre habló desde la cárcel. Sin que nadie le pregunte, dijo que él no era "buchón" de la Policía Federal. ¿Por qué tuvo que decir eso si su ámbito de movimiento era la provincia de Buenos Aires?

Seguimos la historia.  Carola Labrador iba y venía de lugares sospechados de ser centros de distribución acompañada de su hija Candela. Un hábito policial: Nunca interceptan a una madre sospechosa si está acompañada de una hija menor de edad. Pero la nena conocía todas las caras de las personas que frecuentaba su madre.

Un día Carola recibe un dinero para una transacción... y retorna diciendo que la habían asaltado en el camino. En Luis Guillón dijeron: "A nosotros nadie nos roba".  Y la mujer quedó en la mira como sospechosa de quedarse con dinero ajeno. Las negociaciones para que devuelva esa plata fueron infructuosas. La mujer insistía en su versión del asalto.

Ese llamado que se hizo público pidiéndole que retorne el dinero (que fue interceptado por una fuerza de seguridad) apunta en ese sentido. Las declaraciones a los medios de prensa de Carola Labrador hablándoles a los supuestos raptores de su hija terminaron por embarrar la cancha. Aunque después dijera que ella hablaba a grandes rasgos y no a alguien en particular, las cartas estaban echadas. Se cree que esa gente –queriendo recuperar el dinero perdido-,  hizo subir de buena fe a Candela al auto secuestrador y se la llevaron el 22 de agosto del 2011. La nena los conocía,  sus rostros le eran familiares, había estado junto a su mamá con ellos unas cuantas veces.

La tuvieron secuestrada en una fosa de un taller mecánico en el partido de San Martín, mientras intentaban recuperar el dinero. Sí, en una fosa. La acondicionaron con una pelela y algunos utensillos para esperar que les devolvieran el dinero. Una agonía impensable para una niña. No pensaron que el secuestro tendría semejante repercusión en los medios y la opinión pública.

En ese ínterin aparece Hugo Bermúdez y el resto de los perejiles.  ¿Y cómo sale a escena Fernando Burlando como abogado de Carola Labrador? Así se nos dijo literalmente: "A Burlando lo pone la policía de la provincia de Buenos Aires que se hace cargo de todos los gastos y honorarios, para darle crédito a la versión de la justicia y de los polis bonaerenses".

De ahí que Fernando Burlando avalara todos y cada uno de los pasos que instalaron a los perejiles de Bermúdez y compañía como presuntos autor del secuestro y muerte de la niña.
Y aparece en escena la "casa rosa", donde se hizo creer estuvo secuestrada Candela. Lo que nadie suponía en el ardid mafioso, fue que el Ministerio de Seguridad de la Nación también estaba investigando y filmando subrepticiamente los pasos de la pesquisa. ¿Porqué intervino una agencia federal en esa pesquisa? Simple. Porque si se trataba de un delito de secuestro extorsivo o narcotráfico era competencia federal.
Existe una filmación (no autorizada por la justicia, pero secuencia clave si las hay), en la cual aparece un alto jefe de la DDI La Matanza ingresando a la "casa Rosa" con un envoltorio en la mano, sale segundos después con las manos vacías. Y pocas horas más tarde la justicia dice haber hallado en lugar pruebas que los análisis genéticos comprobaron pertenecían a Candela Sol Rodríguez.
Plantaron la evidencia frente a cámaras ocultas de agentes que responden a la Ministra Nilda Garré. La trama se ensuciaba cada vez más, pero alguien dijo que la nena tenía que aparecer sí o sí sana y viva. Nadie sabía en la policía provincial ni en la justicia de esa grabación secreta.
A Candela la sacaron de la fosa del taller mecánico y la entregaron a una villa de los alrededores (la famosa de "Los Gardelitos"). La idea era ponerla presentable, pintada las uñas y con guirnaldas en el cabello para devolverla de esa forma y superar la creciente indignación pública.
El eslabón perdido de esta historia es porqué la asfixiaron en el asentamiento cuando esa no era la orden. Pero así ocurrió y fue devuelta muerta a sus captores iniciales. ¿Cómo borrar las huellas de grasa de auto que indefectiblemente se adhieren a la piel después de haber estado casi 9 días en la fosa de un taller mecánico?. Lavando su cuerpito desnudo con un poderoso detergente que no deja rastros de sustancia alguna.
Después la envolvieron en bolsas de consorcio y la arrojaron a 3 kilómetros de su casa, en Villa Tesei. Atravesar impunes una zona ultra rastrillada y saturada de agentes no es trabajo para cualquier perejil.
Con el paso de los meses cayó toda la coartada de la fiscalía y el juzgado tuvo que liberar a los perejiles. Burlando y Carola Labrador se llamaron a silencio. El jefe Juan Carlos Paggi renunció a la jefatura y la asumió Hugo "el Ruso" Matzkin, un comisario con enormes atributos en cuanto al rastrillaje tecnológico pero bastante resistido como investigador por sus propios compañeros de fuerza.

Pero la historia así contada cierra en los detalles que no se fueron entendiendo en su momento, pero al desclasificar la trama total del secuestro ya todo encaja a la perfección. La justicia dirá cómo sigue –si sigue- la investigación para dar con los culpables del horrendo crimen. ¿Querrá dar la ministra Garré la prueba fílmica que guarda bajo siete candados, en la que aparece el policía de la DDI Matanza que clavó en la "casa Rosa" la falsa prueba incriminatoria?

 
Fuente: DiarioVeloz.com

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