miércoles, 31 de octubre de 2012

¿Qué pasa por la mente de un violador?

Nacen con una predisposición biológica y disfrutan más con el sufrimiento de la víctima que con el acto sexual en sí. La gran mayoría son reincidentes. Especialistas debaten: Castración química, ¿sí o no?

El informe que el Servicio Penitenciario Federal emitió sobre Juan Ernesto Cabeza - el remisero detenido en Chaco por la violación y el crimen de Tatiana Kolodziez-  aseguraba que el reo tenía buena conducta y que su evolución era "favorable". El sujeto había cumplido 16 de los 24 años de condena que le aplicaron por cuatro casos de violación.  A pesar de que un perito forense alertó sobre el "riesgo de reincidencia", el juez Axel López lo liberó. Por desgracia, el perito no se habìa equivocado.

Infobae entrevistó al Dr. Jorge Luis Coppola, médico psiquiatra y legista quien explicó que los violadores no reciben ningún tratamiento para su recuperación y que no hay ninguna técnica específica indicada para ellos, ya que tienen “una condición biológica que es lo que lo que los hace reincidir”.

“Aquellos países que tienen una estructura de investigación positiva importante y que tomaron una resolución basada en las conclusiones científicas aplican la castración química. Para mí es la única solución y hasta ahora dio resultado.  En Argentina, tenemos mucho pensamiento intelectual que está del lado de los victimarios, ya sea dentro del àmbito del derecho como de la salud mental”, declaró.

Coppola explicó que la castración química se utiliza en Estados Unidos y en algunos países europeos, donde el violador recibe una inyección cada cuatro semanas, de por vida, con el fin de disminuir su apetito sexual. Además aconsejó un seguimiento por parte del Patronato de Liberados o de otro organismo. “No se puede rehabilitar, lo más probable es que vuelva a reincidir, por eso su libertad siempre tiene que ser condicional ”, disparó.

Respecto a los informes que produce el Servicio Penitenciario y  en el que intervienen psicólogos, terapistas ocupacionales, jefes de talleres y trabajadores sociales para determinar si el violador encarcelado está en condiciones de ser reinsertado en la sociedad, Coppola dijo que “nunca se les debe dar valor porque siempre son positivos”. “Estas personalidades siempre se estabilizan y funcionan perfectamente bien en prisión. Eso se debe a que, por las características del delito que cometen, tratan de pasar lo más inadvertidos posibles, ya que los que están en la cárcel tienen hijas y esposas y pueden tomar represalias contra ellos.  Un juez nunca se puede guiar por ese informe, lo  tiene que desestimar”, enfatizó.

Infobae también entrevistó al Dr. Miguel Angel Maldonado, médico psiquiatra y perito quien precisó qué características tiene la personalidad de estos delincuentes.

“Tienen una estructuración anómala de la personalidad. Un violador es un individuo que -por motivos que todavía están en estudio y que se presumen que podrían ser por factores como los socioambientales o familiares- va estructurando su personalidad con disminuciones en el desarrollo afectivo. Es una persona incapaz de sentir piedad por el sufrimiento ajeno y, aún más, lo disfrutan”, explicó Maldonado.

El especialista afirmó que son individuos normalmente inteligentes en relación a su extracción sociocultural, muy fríos emocionalmente y que presentan una especial resistencia al dolor psíquico y físico. Disfrutan el sometimiento, la humillación y el dolor de la víctima mucho más que el acto sexual en sí, que resulta ser una consecuencia de todo lo demás.

Maldonado sostuvo que actúan como cazadores y depredadores. “Buscan una presa y, cuando la encuentran, la acechan y la inmovilizan a través del miedo o de medios físicos. Suelen llevarla a lugares que se denominan ‘áreas de confort’, un lugar que el violador conoce muy bien y que es de su fácil acceso. En general, lo hacen una vez, le toman el gusto y comienzan a repetir ese delito sistemáticamente”.

Sus víctimas quedan severamente dañadas física y psicológicamente, y su recuperación es muy difícil si bien se recomienda el inicio inmediato de terapia y la administración de medicación. “Siempre quedan marcas, cuando la violación no termina con su muerte”, dijo el profesional consultado.

“Los violadores no son enfermos así que no hay tratamiento, ni medicamento para curarlos: por eso son inmodificables y reinciden sistemáticamente”, sentenció Maldonado quien se refirió a la castración química como un elemento que no tiene un gran valor.

“En cuanto pueden interrumpen el tratamiento y, sin poder tener erección, suelen realizar actos similares penetrando a la víctima con un palo o algún objeto semejante a un pene, además de todos los otros tormentos que le provocan. El tema no está en imposibilitarlos para la realización del acto sexual sino que es necesario buscar una manera de tenerlos contenidos”, opinó.

Para ello se mostró partidario de la creación de institutos especiales que los contengan, sin fecha de salida y  donde tengan que trabajar. “El egreso tendría que estar condicionado por  juntas severas que constaten que han modificado sus rasgos de personalidad, cosa imposible de conseguir”, finalizó.

 
Fuente: Infobae

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