martes, 11 de septiembre de 2012

DEGRADACION Y RESISTENCIA: dos formas de vivir en la cárcel. (Segunda Parte)

El sometimiento, los privilegios y la resistencia
Con la excusa que el alojamiento de algunos internos en el propio Centro significaba un privilegio frente a los demás internos (y aún frente a las necesidades básicas insatisfechas de gran parte de la población argentina) \20 los catorce residentes fueron desalojados y enviados nuevamente a los pabellones generales. Todo el discurso de las autoridades del penal señalaba las buenas condiciones de alojamiento de estos estudiantes, y las malas de los otros presos, sin aclarar que esas condiciones, indudablemente mejores que las del resto, habían sido construidas por los propios internos que formaban parte del Grupo Universitario con materiales en desuso y donaciones de terceros, desde las paredes, a muebles, a reparaciones de artefactos eléctricos, etc.

Lo que había entrado en contradicción con la institución carcelaria era el proyecto y la forma de vida que había adquirido el Centro Universitario porque la dinámica de su funcionamiento lo colocaba de alguna manera fuera de la arbitrariedad, y sobre todo con capacidad de denunciar y develar la realidad carcelaria. Desde adentro de la cárcel se saben muchas cosas de la vida interna: la derivación a pabellones o lugares con regímenes de vida y comodidades excepcionales, la forma de las contrataciones de suministros de cualquier tipo de bienes, el destino de las donaciones a los internos, la administración discrecional de premios y castigos, los informes de conducta que pueden beneficiar o entorpecer la libertad de alguno de ellos, el manejo de cuestiones procesales de las causas, la delación y el sometimiento abyecto, el consentimiento otorgado a ciertas prácticas de los propios internos que tienden a establecer liderazgos prebendales, las evaluaciones arbitrarias de personalidad, el régimen de visitas.
 
20 Sobre las reacciones que provoca en la sociedad las condiciones de vida de los presos, M.Fooucault en Vigilar y Castigar (pag 273) transcribe las quejas de llos directores de prisiones en la década de los 30 y 40 del siglo pasado. Por ej.: El exceso de bienestar en las prisiones contribuye realmente en mucho al aumento espantoso de las reincidencias...el régimen actual no es lo bastante severo....no se puder confundir la prisión con un hospedaje. etc. En el mismo sentido, y ligado a coyunturas de crisis ecnómicas, ver George Rusche y Otto Kircheheimer, en Pena y Estructura Social Ed.Temis, Bogotá, 1984.pag 216.
En fin, toda la vida de la cárcel podía ser observada y de alguna manera cuestionada por la propia dinámica que significaba el grado de autonomía que había alcanzado el Centro Universitario.

Este desalojo fue realizado en acuerdo con el Ministerio de Justicia cuyo Secretario que visitaba el Penal y dialogaba con "los delegados" de los internos no se interesaba por el Centro, y por el contrario emitía signos y gestos que demostraban su desacuerdo. Por el desarrollo posterior, y algunas observaciones vertidas por miembros del poder judicial que visitaron el Centro y señalaban las condiciones de " privilegio " que allí se vivían, se puede suponer con alto grado de certeza que la mayoría de los miembros de la Corte Suprema, también estaban de acuerdo \21

El traslado y la dispersión en diferentes pabellones de los miembros del grupo universitario no impidió que cinco de ellos decidieran una huelga de hambre que logró hacer repercutir en los medios de comunicación la resistencia a la medida de las autoridades del penal.\22

21 El gobierno del Presidente Carlos Menm elevó de 5 a 9 los integrantes de la Corte Suprema, designando a nuevos miembros como también a los reemplazantes de los que renunciaron.
22 La repercusión en los medios radiales y periodísticos fue muy importante, con reportajes, entrevistas y transcripciones de cartas como las de Ernesto Sábato, Marta Laferriere y también de algunos internos; la de S.Shocklender decía: Luché sin descanso durante cinco años por mi inocencia. Me condenaron. Luché durante otros cinco años por no quebrarme, por no permitir que las rejas, el encierro, y el terror destruyeran mi cuerpo y mi espíritu. Y en esto creo que voy ganando. Tengo el cuerpo y las noches marcados por la tortura. A veces flaqueo por un instante, pero enseguida vuelvo a la lucha. Sucede que hay cosas que duelen (...)Con la democracia llegó la posibilidad de estudiar y de construir el Centro Universitario Devoto. Fuimos un grupo de audaces que comenzamos a construir un lugar donde siempre se destruye. No fue sencillo: era remar contra la corriente. Pero lentammente algo empezó a tomar forma.. Los profesores de la UBA si se jugaron: con sueldos de hambre -muchas veces sin cobrar- en medio de huelgas o de la lluvia jamás faltaron. Sabían que cada hora de clase era como abrir la ventana para que entrara la luz, el sol, una brisa refrescante. Hubo indultos. Ningún criminal importante permance detenido. Pero no hubo un solo estudiante indultado. Todos recibieron (90 universitarios y 60 secundarios) un informe criminológico negativo. ¿casualidad ? Todos los estudiantes universitarios permanecieron marginados del régimen de progresividad penitenciario. Se supone que con el transcurso del tiempo, y observando buena conducta el régimen carcelario se va flexibilizando . Y es verdad... para todos los que se someten a las vejaciones y atropellos del sistema... y no estudian..Pocos saben que la mayoría de los estuddiantes pagó muy caro el derecho a estudiar. La mitad estaría gozando de salidas transitorias, y períodos de prueba, si hubieran aceptado dejar de estudiar. Me preguntan que gano permaneciendo castigado y en huelga de hambre, y les contesto que la rebeldía es la medida de la dignidad de un ser humano. Desde este agujero inmundo pido razones. Un preso me dijo- ¿viste, de que te sirvio estudiar y trabajar si al final hacen lo que quieren con nosotros ?-. Cada día, cada hora sin comer, es la manera que tengo de buscar una repuesta. Diario Página 12, febrero 12 de 1991
 
Tal resistencia permitió instalar en una parte de la sociedad el debate acerca de la injusticia de las medidas. De inmediato diversos sectores y personas se solidarizaron con los internos desalojados, en especial con los que decidieron la huelga de hambre, y desde miembros del parlamento, del poder judicial, abogados, sacerdotes y monjas, escritores, intelectuales y periodistas llevaron a los medios de difusión el debate sobre el Centro Universitario. Es de señalar que sólo legisladores de la oposición criticaron la medida y pidieron explicaciones al Ministro, lo que hace suponer que había un acuerdo de fondo en el partido del Gobierno en limitar el proyecto global del Centro.

Desde meses antes las gestiones de las autoridades del Penal, y la del Secretario de Justicia con los "delegados " habían logrado promover entre los internos la discusión sobre el alojamiento o no de algunos estudiantes en el Centro; la desigualdad que suponía la condición de estudiante por la posibilidad de un régimen de vida distinto, alejados de la sordidez, del ocio, del hacinamiento, de las condiciones de vida miserables en los pabellones, logró que tanto al exterior como al interior de la cárcel no pocos calificaran de " privilegio inadmisible " esta situación. A esto hay que agregar que las promesas de libertad anticipada y de indultos presidenciales que gestionaban los funcionarios (además de amenazas y ciertas situaciones de violencia en los pabellones) fueron minando las adhesiones de los internos, adhesiones que habían estado fundadas en el reconocimiento de la actitud firme en defensa de toda la población carcelaria que había llevado a cabo el Grupo Universitario en el Centro.

No obstante la trascendencia del conflicto mas allá de la cárcel logró que unos 15 días después se reintegrara a los estudiantes a su alojamiento aunque de inmediato los delegados de los presos hicieron el pedido de que fueran excluidos cuatro de los llamados fundadores del Centro y que habían participado en la huelga de hambre : Sergio Schoklender, Enrique Pelay, Daniel Urrutia y Oscar Castro Roberts. La amenaza del asalto al Centro Universitario por parte de reclusos que respondían a los delegados, hizo que los cuestionados pidieran su traslado y así se eligieran nuevas autoridades entre los estudiantes universitarios del Centro con el consentimiento de los delegados. La exclusión de dichos internos, que eran sindicados como los mas activos en el cuestionamiento de las autoridades del Penal, y gestores de las mayores reivindicaciones de la vida carcelaria ha modificado, creemos que temporariamente, ese espacio que tendía, por diferenciación, a dignificar la vida de un interno. Un elemento a primera vista mas democrático e igualitario como el estudio de computación sin necesidad de estudios secundarios, llevó a que el Centro se transforme en un lugar de masiva concurrencia por los reclusos, que pueden pasar así algunas horas en un lugar mas agradable que su pabellón, pero invadiendo un espacio que solo podía cumplir una función articuladora a un proyecto de vida distinto en la medida que se lo preservara como ámbito de estudio y de ejercicio de la cooperación y la solidaridad.

La resistencia de gran parte del Grupo y de muchos reclusos, la movilización de innumerables individuos e instituciones que valoraban positivamente el proyecto del Centro, y su repercusión en la opinión pública mantuvieron la atención de la ciudadanía sobre este hecho. El debate sobre el supuesto privilegio de los internos del CUD que habían mejorado sus condiciones de habitabilidad por si mismos frente a las desigualdades que la propia institución establecía para " presos de lujo " como el ex-diputado nacional Norberto Imbelloni, el dirigente Montonero Mario Firmenich o el ex-juez Remigio González Moreno, entre otros a los que se les asignaban pabellones con comodidades excepcionales y con regímenes de vida y de visitas también excepcionales tomó su lugar en el debate global.

El otorgamiento de algunos indultos y conmutación de penas que concediera el Poder  Ejecutivo como producto de gestiones del Secretario de Justicia César Arias, produjo un verdadero sismo institucional por sus repercusiones en la sociedad. La renuncia del Secretario y el nombramiento en su lugar de León Arslanián que con la reforma a la Ley de Ministerios se transformó en Ministro de Justicia, favoreció por la buena predisposición del funcionario la preservación del CUD. Dispuso el relevamiento de todas las autoridades del S.P.F. aunque también el traslado a la cárcel de Caseros (en Buenos Aires) de cuatro de los " históricos " del Grupo Universitario. Así el Centro ha vuelto a recuperar, en gran medida, la identidad y el funcionamiento anterior a febrero de este año. Los delegados del Penal, sin el respaldo de las autoridades para sus iniciativas agresivas hacia el Grupo Universitario tienen muchas menos condiciones para ejercer con impunidad sus formas tradicionales de poder y control interno de la población carcelaria.

Este proceso de creación y desarrollo del CUD es ya un resultado; es impensable que lograrlo no implicara un esfuerzo y una comunión de voluntades decididas a resistirse a ser "carne de cárcel". El Centro Universitario Devoto es una realidad y el Grupo o algunos de sus miembros ya están trabajando en nuevos proyectos como por ej. un bachillerato acelerado(curso de estudios secundarios) y cursos de computación para los menores internados en cárceles e institutos del país.

IV. EL INFIERNO, EL PURGATORIO Y EL CIELO
Desde los años sesenta de este siglo se ha ido consolidando una corriente dentro del campo de los llamados criminólogos, que puede denominarse " abolicionista". El común denominador puede diluir importante diferencias de perspectivas a su interior que no solo remite a los métodos, sino también a los objetivos; así podemos hablar de los abolicionistas que proponen abolir la cárcel, otros incluyen las instituciones penales y aún la abolición del derecho penal. \23
 
23 Hulsman Louk, y Bernat de Celis J. Sistema Penal y Seguridad Ciudadana..Hacia una alternativa. Ariel.Barcelona 1984. También Nils Christie: Los límites del dolor.F.C.E. México 1984.
 
Es difícil cancelar la imaginación hacia la utopía de una sociedad donde nadie pueda causar dolor a otro, que no exista la represión, el control social penal, el delito y el castigo; los buenos corazones compasivos y comprensivos se debaten entre el progresismo que significa la aceptación de la diversidad, las diferencias, y por otra parte el totalitarismo que implica la homogenenidad social, cultural y, no solo en los comportamientos, sino también en los deseos y en los criterios morales que rijan en tal sociedad ideal. La esperanza de una comunidad solidaria al fin de cuentas no es una invención de este siglo: fantasiosos personajes de todo tipo como relata Norman Cohen en " En pos del Milenio " se sacrificaron y murieron en aras de ideales parecidos, y no sólo murieron ( lo que puede llegar a ser una decisión individual ) sino que mataron, reprimieron, devastaron y "genocidaron" a muchos miles de "herejes". En fin, la sociología no es aburrida en cuanto la tratamos de seducir con nuestros interrogantes.

Norval Moris, un criminólogo norteamericano enrolado en la corriente de los llamados " Nuevos Realistas " aboga desde hace tiempo para que la cárcel sea el último recurso que pone en juego el Estado, y fundamentalmente para aplicarlo a reincidentes de crímenes violentos. Al respecto sostiene: "El alcance de la ley penal se ha extendido en este país mucho mas allá de su competencia, invadiendo las esferas de la moralidad privada y del bienestar social demostrando ser ineficaz, corruptora y generadora de ciertas formas de criminalidad. El exceso de la ley penal nos ha transformado a todos en hipócritas y ha atestado los tribunales y llenado de presidiarios las cárceles, los centros de reclusión y los reformatorios, con gente que no debiera estar allí ". Y para reafirmar esto cita el fallo de un Juez Federal de Wisconsin, James E. Doyle que a raíz de una cuestión de censura carcelaria sostuvo: "Estoy convencido de que la institución de la prisión probablemente debe desaparecer. En muchos sentidos resulta tan intolerable en los Estados Unidos como lo fue la institución de la esclavitud, igualmente embrutecedora para todos los que participan el ella, igualmente nociva para el sistema social, igualmente subversiva para la fraternidad humana, aún mas costosa en ciertos sentido y probablemente menos racional" \24

Pero la estrategia de basar una política criminal para los reincidentes violentos, reservando sólo para ellos la institución carcelaria, es aún tema abierto, porque necesariamente van acompañados de una campaña de Ley y Orden sin cambiar la naturaleza de la sociedad ni la del estado y por lo tanto acompañada de otras formas de control social que reproducen en forma ampliada la sociedad disciplinaria. \25

Estas propuestas nunca han estado ausentes y de alguna manera se han implementado (las condenas condicionales son un ejemplo), pero entiendo que deben discutirse separadamente de las experiencias de resistencia al interior de la vida carcelaria. Por otra parte no quiero dejar de señalar que el aumento del control social difuso o " blando " no deja de ser inquietante. Aún así, la situación de Argentina, y en general de la mayoría de los países latinoamericanos, la cuestión del control social blando pertenece o se instala en una agenda mas de futuro que la inmediata cuestión de la poblacion carcelaria, que en general, además de pobres (como los destinatarios masivos del control social ) están presos.

24 Morris,Norval: El futuro de las prisiones, Siglo XXI editores, México 1981.
25 Platt, Antony y Paul Takagi. Los intelectuales del derecho y el orden: una crítica a los nuevos realistas en Capítulo Criminológico, Maracaibo 1978. También, Pegoraro, Juan El empedrado camino del cielo en Fharenheit 450, Buenos Aires 1989
 
Como define cualquier Espasa Calpe o un Larousse "la cárcel es el lugar de custodia de los reos". Esta irrebatible definición formal nada dice de la realidad a la que se remite al lector, nada dice qué es y cómo es ese lugar de custodia y seguridad de los reos; cuáles son sus formas de vida, el uso del tiempo, las relaciones entre los custodiados y los custodios y de los reos entre sí. Nada dice tampoco de los reos y su vida pasada, familiar, sus amigos. Y quiénes son los reos? Son reos, o sea delincuentes, los que por haber cometido un delito (delito descubierto, individualizado su autor, y reaccionado formal y sustancialmemente los órganos punitivos) merecen un castigo: personas que han sido condenadas luego de un proceso judicial por la violación de una norma penal. Pero vale un detalle: el 90 % del los 1.350 presos en la Cárcel de Devoto todavía no tiene condena firme, si es que les corresponde alguna vez.

La cárcel, es bueno decirlo una vez más, es una joven institución integrada no sólo por el lugar de custodia de los reos sino por una forma peculiar e histórica de aplicar los castigos, forma esta que se fue generalizando en paralelo a la difusión de las relaciones salariales como forma de organización del trabajo, o sea con la consolidación del capitalismo en Occidente. Hasta ese momento las penas corporales que marcaban en los cuerpos la infamia del delito, las galeras, los destierros, los trabajos forzados, la pena de muerte, además de las mutilaciones, constituían una larga lista de prácticas (casi todas fundadas en la Ley del Talión ) que la humanidad había instituido para causar dolor con fines diversos, uno de los cuales era pretenciosamente pedagógico.

El cambio que trajo aparejado la "invención" de la cárcel como institución de castigo por medio de la exclusión de la sociedad del individuo penalizado y su aislamiento, fue presentado como un avance del humanismo progresista, racionalista, y universalista. El optimismo de la razón y del contrato social se presentaba como suficiente para demostrar que el hombre era bueno por naturaleza y, al decir de Rousseau, las instituciones del antiguo régimen lo hacían malo y además lo hacían sufrir.

Como dice un hombre escandinavo, Nils Christie, la palabra penal invoca pena o dolor, pero sería de muy mal gusto que al código penal se lo denominara " código del dolor " y que a las instituciones carcelarias se las llamara " instituciones para infligir dolor". Los jueces, por ejemplo, se molestarían en buen grado si se les dijera que condenan a la gente a sufrir dolor y no a alguna medida para defensa de bienes o personas.\26

En fin, el causar dolor intencionalmente no es generalmente premiado o por lo menos el sadismo es presentado en la vida como un valor social negativo. No es éste el lugar para historiar las diferentes conceptualizaciones que se sucedieron a lo largo de estos últimos doscientos años en torno a la fundamentación del castigo, de la institución encargada de su administración, o mejor dicho, de la ejecución del dolor, como debiera decirse sin eufemismos. Además no es posible en estas pocas líneas abordar las preguntas de "por qué existe la pena" o "por qué se castiga" y otra aún, si se quiere más inquietante : "por qué debe existir la pena" o "por qué se debe castigar". Luigi Ferrajoli o Mássimo Pavarini, se han encargado de aportar algunas respuestas explicativas, en la línea de un " utilitarismo " que no queda anclado en la " máxima utilidad posible que pueda asegurarse a la mayoría no desviada ". En efecto, proponen la discriminalización de muchas conductas y la reducción de las penas, tras la idea de aplicar el mínimo sufrimiento a la minoría de los desviados " ( otra versión del utilitarismo penal ), que exige mayores límites a la intervención punitiva del Estado. \27

26 Chritie,Nils. ob cit pag. 20
27 Ferrajoli, Luigi. El derecho penal mínimo, en Poder y Control No 0.Barcelona PPU 1986. Mássimo Pavarini, La justificación imposible. Historia de la idea de la pena:entre la justicia y la utilidad. en Delito y Sociedad.Revista de Ciencias Sociales. Buenos Aires 1992. Alessandro Baratta, Principios de Derecho Penal Mínimo.
 
Pero aunque esto no sea en forma de mensaje de un náufrago debo decir que la aparición del libro de Michel Foucault, en 1976, " Vigilar y Castigar ", \28 remitió a la mayoría de los trabajos anteriores sobre la problemática del castigo y de las prácticas penales a la prehistoria de las ciencias sociales; así había ocurrido con El Capital de Karl Marx con respecto a la "ciencia" económica. Las propuestas metodológicas de Foucault han producido una revolución copernicana al postular que debe considerarse al castigo como una forma social compleja, que al mismo tiempo que reprime y prohíbe, también promueve, facilita, articula, produce, permite ; o sea que también debe considerarse el envés del castigo, lo que silencia u oculta: su aspecto productivo y considerar así a las prácticas penales como tácticas políticas tendientes a construir una sociedad disciplinada, ordenada y obediente.

Un ardoroso liberal y progresista norteamericano, Howard Becker \29 proclive a la protección de los " desviados " sociales, sostenía que el delincuente era sólo aquél que la sociedad había etiquetado como tal, ya que lo importante no era tanto la violación de una norma sino las consecuencias de la reacción social sobre dicho individuo. Con su relativismo cultural a cuestas no pudo dar un paso más, el paso que dio Foucault para poner todo patas para arriba y decir que la compleja función del castigo y del sistema penal también permite y facilita con su funcionamiento real que muchos otros delincuentes puedan causar daño ocial sin que el poder los persiga. 
 
28 Foucault,Michel, ob cit.
29 Becker ,Howard. Los extraños (traducción del orginal: Otsideres.Studies in the Sociology of deviance)E.Tiempo Contemporaneo.Buenos Aires 1971. También la respuesta de Alwin W. Gouldner en "El Antiminotauro:el mito de una sociología no valorativa", y "El sociólogo como partidario", en La sociología actual, renovación y crítica. Alianza Editorial, Madrid 1979. También Bergalli, Roberto: La criminalidad como problema social en Revista Sistema, No 83.Madrid 1988.
 
O sea, que frente a la idea de que es sistema penal funciona mal, Foucault sostendría, como aquél hereje famoso del " y sin embargo se mueve ": el sistema funciona !!!

La cuestión del fracaso de la cárcel no debe ser divorciada del problema de su supervivencia y de su funcionamiento real: "para qué sirve?, qué funcionamiento asegura?, en qué estrategia se integra? ".

La dualidad o mejor dicho la ambigüedad del discurso de la prisión tiene su base en la pretensión de su función " correctora ", y la realidad y contundencia del hecho de la exclusión social y el castigo que ejerce sobre la población carcelaria. La función " correctora " se apoya fundamentalmente en la disciplina del trabajo, en la educación y las referencias religiosas o morales. Es innegable que estos principios correctores no han tenido éxito en cuanto la realidad muestra que no se ha reducido la delincuencia, que la reincidencia carcelaria se mantiene, que se favorece la carrera criminal tranformando la ocasionalidad en habitualidad, que se destruyen familias y entornos afectivos, todos datos no solo empíricamente comprobables hoy, sino desde la propia invención del castigo por la "forma-prisión". Por ello, Michel Foucault se refiere a la inconsistencia de concebir la invención de la cárcel, su fracaso, y las propuestas de reformas como tres momentos sucesivos; es necesario, sostiene, pensarla como un sistema " simultáneo " y que el fracaso puede ser concebido o explicado en su utilidad.

Por tanto propone la hipótesis de "... suponer que la prisión, y de una manera general los castigos no están destinados a suprimir las infracciones; que tienden no tanto a volver dóciles a quienes están dispuestos a transgredir las leyes, sino que tienden a organizar la transgresión de las leyes en una táctica general de sometimientos. La penalidad sería entonces una manera de administrar los ilegalismos, de trazar un límite de tolerancia, de dar cierto campo de libertad a algunos, y hacer presión sobre otros, de excluir a una parte y hacer útil a otra; de sacar provecho de aquellos y neutralizar a éstos. En suma la penalidad no 'reprimiría' pura y simplemente los ilegalismos, los 'diferenciaría', aseguraría su economía general " \30

O sea que el fracaso de la prisión es o se convierte en la administración de la utilidad de su fracaso, utilidad que se expresa en colocar a plena luz y separada de otra gran cantidad de ilegalismos, un ilegalismo calificado como delincuente, un " ilegalismo llamativo, marcado, irreductible a cierto nivel y secretamente útil, reacio y dócil a la vez " en suma especificado y por lo tanto separado del otro al que en cuanto distinto de éste pero registrado, permite también en muchos casos subordinarlo o por la menos controlarlo. Por ello dice: " Si bien la oposición jurídica pasa entre la legalidad y la práctica ilegal, la oposición estratégica pasa entre los ilegalismos y la delincuencia " \31

Con esta forma de concebir la cárcel, Foucault la integra a las estrategias de disciplinamiento social, formando parte de otra herramienta, de otra técnica cuyo objetivo no pasa por la construcción de una " sociedad universal y punitiva donde unos mecanismos penales siempre en actividad funcionarían sin retraso ni mediación ni incertidumbre" \32; esa delincuencia separada, marcada, calificada, distinta, naturaliza con la apelación a la ley el poder de catigar, así como también legitima el poder técnico de disciplinar que es su fundamento último, casi su razón de ser.

La anterior sirve como una introducción para incluir al sistema penal en su conjunto dentro de una teoría crítica de la sociedad' pero además están los presos, los reos, y no es cuestión de quedar paralizado o empantanado por esta incabada empresa de la Teoría Crítica.

30 Foucault, Michel. ob cit pag 277
31 Foucault, Michel. ob cit. pag 282.
32 Foucault, Michel. ob cit. pag 278.
 
Muy bien: salir del pantano quiere decir, en este caso, considerar ciertas reformas del sistema carcelario en términos de mejoramiento de las condiciones de vida de los internos para hacer más soportable el dolor. En ese contexto, el convenio suscripto y en ejecución desde hace cuatro años entre la Universidad de Buenos Aires ( UBA ) y el Servicio Penitenciario Federal ( SPF ) para que los internos puedan cursar carreras universitarias en la sede de la Unidad Penitenciaria No.2 ( Devoto ), es una realidad insoslayable. Para ello, es preciso saber que lo que uno encuentra cuando visita por primera vez el Centro Universitario Devoto ( CUD ) es un resultado asombroso. Es un resultado porque su proceso histórico de construcción material fue realizado en su totalidad por los internos y con formas operativas solidarias, "de cada uno según su capacidad", de luchas, de resolución de infinidad de problemas, tanto técnicos como institucionales. Y así existe esta burbuja de aire en el interior de una unidad penitenciaria, de una cárcel.

Como ya dijimos, los estudiantes del CUD cursan estudios en forma regular y sujetos a las mismas normas que rigen para los estudiantes de las diferentes Facultades, sin ninguna clase de privilegios o excepciones; los profesores concurren a dictar las materias cumpliendo las mismas horas cátedras, prácticos o teóricos que en las respectivas facultades, manteniéndose el mismo régimen de promoción y exámenes con la constitución de las mesas en el CUD. Unos 150 profesores de las Facultades de Derecho, Psicología, Ciencias Sociales ( Carrera de Sociología ), Ciencias Económicas ( Sistemas de Información ) y del Ciclo Básico Común han dictado 1800 horas de clase y actualmente son más de sesenta los alumnos que cursan materias en Devoto.

Es cierto que al reflexionar sobre esta experiencia, surge la seducción de contabilizar principalmente sus logros fuera de los muros de la cárcel. El hecho de que no se habría producido ningún caso de reincidencia por parte de aquellos que realizaron estudios universitarios en el penal, en el Centro y se reintegraron a la vida en libertad puede conducir a la ambigua idea de un verdadero "descubrimiento" en materia de metodología para la rehabilitación y reinserción social. La sociedad, el extra-muros al fin habría encontrado un procedimiento que aplicado en escala en todos los centros de detención permitiría la certeza de la "curación" reduciendo la peligrosidad potencial que el imaginario social atribuye a quién ha pasado por la vida carcelaria. Creo que nada mas lejos de mi evaluación de esta experiencia que fundarla en este argumento. De lo que se trata es de entenderla como una una alternativa de vida para la población carcelaria que puede así resistir las condiciones de la degradación. Las explicaciones de las conductas reincidentes, (como de todas las conductas sometidas al control social penal ) "la carrera criminal" o los condicionantes de "el paso al acto" no puede ser dentro de una teoría social, separado de la reacción social, del proceso de criminalización, de las criminalizaciones selectivas, de la selección clasista de los bienes jurídicos a proteger con el sistema penal, como decía un conocido sabio del siglo XIX "mi investigación me ha llevado a pensar que las relaciones jurídicas y las formas políticas no pueden ser comprendidas por ellas mismas , ni pueden explicarse tampoco por el pretendido desarrollo general del espíritu humano".

Una teoría social que integre, como una teoría global de la realidad las conductas apegadas a la ley tanto como las transgresoras, no es poca cosa. Lo obvio es sostener para que a nadie se le olvide, que aquél que ha sido calificado como delincuente por una sentencia judicial condenatoria o por un procesamiento estigmatizador, no es tal a toda hora y en todo momento: también es un hermano, un padre de familia, un hijo, un amigo y porque no un alumno. 

Esto lo hacen notar los presos de la Cárcel de Devoto que estudian carreras universitarias: " somos alumnos que estamos presos". Esto es lo que se llama una inversión: inversión en lo dos sentidos, ya que por un lado invierte la definición usual, vulgar, y por otro lado hace una inversión en la cabeza del interlocutor, inversión destinada a producir una nueva cabeza, una nueva forma de pensar el problema de la cárcel.

El declamado objetivo de la cárcel, además de " curar a los criminales de la delincuencia ", es castigar, disuadir, excluir y producir un orden social, objetivos que le aseguran su permanente supervivencia. Casi en forma tautológica, la cárcel, se puede decir, es la cárcel, o sea, el aislamiento, el agujero, la celda, la brutalidad, la degradación, aquí, en la tierra, como también en el "purgatorio" de algunos países más ricos que estas pobres regiones del mundo. Pero el cielo, aquel cielo al que no se puede renunciar, en esta vida terrenal queda reservado para los que viven, vivimos, fuera de la cárcel; el cielo donde existe la fraternidad, la solidaridad, la igualdad, la libertad, el respeto por la diversidad, las formas democráticas, la ausencia de autoritarismo, el amor al prójimo, la no explotación del hombre y también la ausencia del racismo, de la pobreza, de los hogares carenciados, de los genocidios, de las guerras, en fin, la felicidad de este cielo que vivimos y disfrutamos y al que los alumnos de la UBA presos en Devoto volverán algún día, rehabilitados, resocializados y curados o purificados por esas llamas del infierno carcelario. En ese momento les diremos: !! Bienvenidos al cielo!!.

 
por, Juan S.Pegoraro
Instituto de Investigaciones Gino Germani
Facultad de Ciencias Sociales - UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES.
 
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