viernes, 14 de septiembre de 2012

Mafia China, el idioma, principal traba a la hora de investigar.

Un imputado chino estaba por ser indagado. Pero el trámite se retrasaba y el abogado de la banda preguntó por qué. Entonces le explicaron que el traductor pedido al consulado chino no aparecía. Poco después un hombre de traje y ojos rasgados llegó al juzgado, se presentó como el traductor en cuestión, se sentó junto al acusado e inmediatamente sobrevino un largo diálogo en su idioma nativo. "El señor no va a declarar", dijo finalmente el intérprete, se paró y se fue.

La historia —contada a Clarín por dos fiscales— no sería recordada como una anécdota antológica de tribunales si no fuera por su desenlace: poco después de la fallida indagatoria entró al juzgado otro hombre chino, que resulto ser el verdadero traductor.

El primer intérprete había sido un miembro de la banda investigada, enviado para decirle al detenido que callara lo que supiera. Policías, jueces y fiscales coinciden en que, a la hora de investigar los crímenes o manejos de la mafia china, las dificultades son tantas que la tarea se vuelve casi imposible. Actualmente, y pese a los casos de extorsiones, ataques y homicidios dentro de la comunidad, en las cárceles federales sólo hay 10 presos chinos.

El principal problema para los investigadores es el idioma. "Sólo tenemos dos traductores matriculados en la Cámara del Crimen, aunque como excepción podemos convocar a otros intérpretes. Cobran fortunas y una siempre se queda con la sensación de que no vuelcan en la causa todo lo que el imputado o el testigo les dice", se quejó una jueza en lo Penal que más de una vez regañó al traductor chino porque, luego de hablar durante un rato con un testigo, se limitó a mirarla y traducirle: "El señor asegura que no vio nada".

"Los traductores lo pasan mal. El testigo o el imputado chino siente que él es como su abogado defensor así que antes de contestar le pregunta qué tiene que hacer o decir", admitió a Clarín un miembro de la colectividad.

Un policía con experiencia en grupos mafiosos completó el panorama: "A veces se buscan contactos chinos para que traduzcan algunas cosas de urgencia. Lo hacen, pero extraoficialmente, porque tienen miedo de alguna venganza de la mafia. Lo peor es que esa traducción no puede ser tomada como prueba válida".

Al escollo del idioma —el chino y decenas de dialectos distintos— se suma una larga lista de dificultades. En esta colectividad no hay "buches", los clásicos "informantes" que nutren de datos a la Policía y tampoco funcionan los agentes encubiertos. La intervención de teléfonos da como resultados largas charlas inentendibles de fatigosa interpretación. Ni siquiera los diarios de la colectividad —totalmente confeccionados en ideogramas (caracteres) chinos— permiten encontrar pistas de los negocios mafiosos.

 
Por, Virginia Messi, Clarín Policía 50 12/5/2002

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